LA SIERRA DE MADRID
La Sierra, fuente de inspiración
La Sierra de Guadarrama ha sido, a lo largo del siglo XX, parte activa en el nacimiento de algunas de las obras,pinturas o sinfonías que dieran a luz los grandes maestros españoles de la época. Así lo atestiguan los cuadros sobre paisajes de Torrelodones de Rafael Botí, los poemas sobre las noches de Cercedilla de Luis Rosales o los versos a los azules montes del Guadarrama de Antonio Machado. Imágenes en las que sus autores quisieron rendir un homenaje al incomparable marco natural en el que decidieron vivir. La Sierra es sin lugar a duda, una inagotable fuente de inspiración...
Tres premios Nobel, un director de la orquesta nacional, la primera mujer en ocupar un sillón en la Real Academia de la lengua o uno de los mayores tenores de la historia son sólo algunos de los ilustres personajes del mundo de la cultura que eligieron los municipios de la Sierra como lugar de descanso y como sitio donde dar a luz algunas de sus más significativas obras.
Desde finales del siglo XIX las continuas mejoras producidas en el transporte acercaron la Sierra de Guadarrama a los habitantes de la capital. Paulatinamente, los pueblos serranos fueron creciendo en número de habitantes gracias a la llegada de madrileños en busca de la tranquilidad de sus campos y la inspiración de sus vistas. Entre estos, se encontraban un buen puñado de ilustres escritores, pintores, músicos, filósofos o médicos que encontraron en la Sierra, un perfecto escondite donde continuar su obra y disfrutar de una vida sana lejos del mundanal ruido. Han dado nombre a muchas de las casas de cultura locales, calles, plazas y paseos pero, sobre todo, han dejado una imborrable huella en la Sierra de Guadarrama, como la Sierra la dejó en ellos, un recuerdo agradecido que estos personajes quisieron reflejar en sus obras.
Francisco Giner de los Ríos descubriendo la Sierra
Nacido en Ronda en 1839, Giner de los Ríos fue escritor y filósofo aunque destacó especialmente como pedagogo. En este campo, fundó en 1876, la Institución Libre de Enseñanza, centro educativo en el que se aplicaron técnicas de enseñanza modernas y revolucionarias para la época. El maestro, como muchos le llamaban, era un verdadero enamorado de toda la sierra madrileña, por lo que mandó construir una casa en la zona de El Ventorrillo para que los miembros de la institución disfrutarán de deportes de invierno a la vez que conocían el entorno. Gracias a este nexo, la Institución se convirtió en una de las principales difusoras de las riquezas naturales que engloba la Sierra de Guadarrama. Pero Giner de los Ríos y sus colaboradores, no se limitaron a dar a conocer los paisajes de la Sierra, sino que les aplicaron una serie de cualidades estéticas, morales y simbólicas, propias de la ideología liberal que guiaban la Institución. Infatigables excursionistas, los miembros de la Institución recorrieron las cumbres una a una abriendo sendas y rutas. Tal fue su interés, que adelantándose en el tiempo, se inició una campaña para otorgar el título de Parque Nacional a la Sierra. Fruto de este trabajo, muchos otros autores de la época comenzaron a fijarse en la zona e idealizarla como un lugar paradisiaco. Especial atención prestaron los miembros de la generación del 98 y entre ellos, Antonio Machado, quien llegaría a ser un gran conocedor y amante de la Sierra, a la que rendiría culto en la mejor de sus facetas, la poesía.
"La Malquerida" de Jacinto Benavente
Jacinto Benavente fue sin lugar a dudas uno de los más importantes y prolíficos dramaturgos españoles del siglo XX, mérito que le fue reconocido en 1922 con el premio Nobel. Nacido en 1866 en la capital, uno de los lugares favoritos del escritor fue siempre Galapagar, localidad en la que pasó largas temporadas de su vida. El dramaturgo hizo construir su casa alrededor de la torre de un telégrafo óptico. Un ingenio, que en la época de Fernando VII, se repartió a lo largo de todo el reino, con el fin de asegurar las comunicaciones en caso de una posible invasión. La casa de Galapagar se convirtió en un refugio en el que Benavente se encerró para escribir algunas de sus obras, como fue el caso de "La Malquerida", una de las que más reconocimiento obtuvo. Prueba de su amor por el pueblo, se hace constar ante la petición expresa de Benavente de que fuera enterrado en Galapagar. Una estatua, premios literarios o un teatro que lleva su nombre, son buena muestra de la profunda huella que el Nobel, a su vez, dejó en la localidad.
Los paisajes de Rafael Botí
Cordobés nacido en 1900, Botí pasa por ser uno de los pintores más importantes del siglo, faceta que combinaba con una intensa afición por la música. Discípulo de Julio Romero de Torres y Daniel Vázquez Díaz, los paisajes son una constante en la obra del pintor. Muchos de estos paisajes que quiso inmortalizar se encuentran en Torrelodones, lugar donde Botí adquirió una casa en 1970, cuando durante una visita, "quedó enamorado del pueblo" según recuerda su hijo, ya que "éste es el lugar ideal para cualquier artista, por su tranquilidad, por su paisaje y porque aquí todo el mundo es amigo". Hoy, el concurso de pintura rápida que lleva su nombre, se ha convertido en uno de los más importantes de España.
Carmen Conde, poesía de mujer
Nacida en 1907 en Cartagena, Carmen Conde fue una mujer que se adelantó a su tiempo. Una de las mayores poetisas del siglo, la lucha por la igualdad de género siempre fue una constante en sus obras, enfrentándose incluso a su marido, el también poeta, Antonio Oliver, quien en 1927, la insta a destruir sus escritos. Sus continuas reivindicaciones se ven en parte satisfechas casi al final de su vida, cuando en 1979, ingresa en la Real Academia de la Lengua Española, la primera mujer que lo logra en la historia. Su primer contacto con la Sierra se produce al acabar la Guerra Civil, ante el temor a ser represaliada por haber apoyado al bando republicano, se retira a El Escorial, pese a la insistencia de su familia y amigos para que tome el camino del exilio, algo a lo que Conde se niega ya que, según decía, quería "seguir el destino de su patria". En El Escorial permanece hasta 1945, un periodo en el que escribe varios libros entre los que se encuentra "Mi libro de El Escorial: meditaciones". En 1948, la localidad vuelve a dar título a otra de sus obras con "El Escorial, una meditación más". Tras una larga estancia en Madrid, Conde vuelve a mirar a la Sierra, esta vez a Navacerrada, donde vive en una pequeña casa de piedra y provista de un pequeño jardín, a la que pondrá el nombre de Brocal en honor a una de sus primeras publicaciones. Quienes tuvieron la oportunidad de visitarla en su casa, recuerdan ante todo a una mujer afable, humilde y sencilla de trato y costumbres, una mujer en definitiva, que rompió con los moldes de su época.
Luis Rosales y las noches de Cercedilla
Luis Rosales nació en Granada en 1910. Intimo amigo desde la infancia de Gabriel García Lorca, Rosales pronto empezó a dar muestras de su talento poético ya que, "la poesía formaba parte de su realidad" como recalcó Dámaso Alonso. En 1962, ingresó como miembro de la Real Academia de la Lengua, y en 1982, fue galardonado con el premio Cervantes, como reconocimiento a su trayectoria. Llegó a Cercedilla en 1961, localidad que se convertiría en su casa hasta su muerte en 1992. Rosales participó activamente en la vida cultural de la localidad. En 1986 se puso su nombre a un mirador, desde el que se puede disfrutar de una maravillosa panorámica de Cercedilla, el lugar que siempre consideró su pueblo y que el poeta quiso reflejar en su obra "25 años de Luis Rosales en Cercedilla: 25 poesías".
Las sinfonías de Argenta en Los Molinos
Ataulfo Argenta, nacido en 1913 en Castro Urdiales, fue una de la mayores figuras de la música española en el siglo XX. Ya de niño comenzó a mostrar un don especial para la música, bien asentado sobre un oído fino y una bonita voz que pronto le llevaron a convertirse en solista de coro. En 1948, tras haber llevado su música por buena parte de Europa, sus méritos son reconocidos y es nombrado director de la Orquesta Nacional. "Una persona amable y de trato muy educado" así lo recuerda Pichi, el hombre que le llevaba la leche a su casa de Los Molinos, un lugar donde Argenta continuo trabajando en su música hasta su prematura muerte en 1958. En su casa, pasaba buena parte del día trabajando en su estudio, donde la perfecta acústica reflejaba con fidelidad las notas emanadas de su inseparable piano.
Alfredo Krauss en Boadilla del Monte
Alfredo Krauss nació en Las Palmas de Gran Canaria en 1927, debutó en el Teatro Real de El Cairo en 1956 con el papel del Duque de Mantua, en el Rigoletto de Verdi. En 1991 se le concedió el Premio Príncipe de Asturias. Krauss pasó su vida estudiando y en su voz destacaba su tesitura, su timbre maravilloso, su fiato y su afinación. Tras la muerte de su mujer en 1997, Krauss se sumió en una profunda tristeza que le llevó prácticamente a la retirada definitiva de los escenarios líricos. Cuando llegó a Madrid, se instaló en una urbanización de Boadilla del Monte, donde respiraba "paz y sosiego" y donde pasó también sus últimos años. El auditorio de Majadahonda, inaugurado en 1998, lleva su nombre, en Pozuelo, una cátedra de canto está dedicada al gran tenor y, una rotonda en Boadilla del Monte junto al centro de salud, recuerdan a Krauss que murió en Madrid el 10 de septiembre de 1999, tan sólo dos años después de que falleciera su esposa.
La Sierra, respirar salud
Uno de los principales motivos por lo que a principios del siglo XX se acudía a la Sierra de Guadarrama, era la pureza de su aire. El Real Sanatorio de Guadarrama fue el primero en construirse y era uno de los más importantes del país en la especialidad de enfermedades pulmonares, especialmente la tuberculosis. En aquelllos centros, los enfermos mantenían un estricto reposo permaneciendo durante horas sentados al sol, mientras respiraban el aire serrano. Uno de los pacientes fue en 1923 Rafael Alberti, quien debido a una enfermedad pulmonar, debe permanecer un año hospitalizado y motivo por el cual, pasaría largas temporadas de su vida en la zona. Durante este periodo, y ante la añoranza que le causara su Puerto de Santa María natal, escribiría "Marinero en tierra", premio Nacional de Literatura y una de sus obras más importantes. También anduvo recuperándose por estos lares el premio Nobel de Literatura Vicente Aleixandre, que en 1925, cayó víctima de la tuberculosis. Una enfermedad que lo mantuvo varios años convaleciente, un periodo que aprovecharía para comenzar a escribir poesía. Al igual que en el caso de Luis Rosales, se le rendiría homenaje poniendo su nombre a un mirador en el que se tallaron versos suyos en la piedra. Otro Nobel, Camilo José Cela, debe reponerse de una afección pulmonar en Hoyo de Manzanares entre 1931 y 1932, una experiencia que le llevaría a publicar, en 1943, su novela "Pabellón de Reposo". A poca distancia de los miradores en honor de Rosales y Aleixandre se encuentra el reloj solar de Cela, un pequeño recuerdo con el que, los amantes de la naturaleza, quisieron honrar al escritor. La llegada de los antibióticos hizo inútiles estos sanatorios, los cuáles fueron desapareciendo uno a uno. El Real Sanatorio fue demolido en 1994.
Todos estos personajes fueron grandes maestros en los suyo, reconocidos y valorados por sus poesías, pinturas, o escritos. Y todos ellos tuvieron una cosa en común, su amor por la naturaleza, la vida tranquila, el recogimiento, el gusto por el canto de los pájaros, por las verdes laderas o las cumbres rocosas. En definitiva, todos ellos, amaron la Sierra de Guadarrama.
FUENTE:SIERRA MADRID
La Sierra de Guadarrama ha sido, a lo largo del siglo XX, parte activa en el nacimiento de algunas de las obras,pinturas o sinfonías que dieran a luz los grandes maestros españoles de la época. Así lo atestiguan los cuadros sobre paisajes de Torrelodones de Rafael Botí, los poemas sobre las noches de Cercedilla de Luis Rosales o los versos a los azules montes del Guadarrama de Antonio Machado. Imágenes en las que sus autores quisieron rendir un homenaje al incomparable marco natural en el que decidieron vivir. La Sierra es sin lugar a duda, una inagotable fuente de inspiración...
Tres premios Nobel, un director de la orquesta nacional, la primera mujer en ocupar un sillón en la Real Academia de la lengua o uno de los mayores tenores de la historia son sólo algunos de los ilustres personajes del mundo de la cultura que eligieron los municipios de la Sierra como lugar de descanso y como sitio donde dar a luz algunas de sus más significativas obras.
Desde finales del siglo XIX las continuas mejoras producidas en el transporte acercaron la Sierra de Guadarrama a los habitantes de la capital. Paulatinamente, los pueblos serranos fueron creciendo en número de habitantes gracias a la llegada de madrileños en busca de la tranquilidad de sus campos y la inspiración de sus vistas. Entre estos, se encontraban un buen puñado de ilustres escritores, pintores, músicos, filósofos o médicos que encontraron en la Sierra, un perfecto escondite donde continuar su obra y disfrutar de una vida sana lejos del mundanal ruido. Han dado nombre a muchas de las casas de cultura locales, calles, plazas y paseos pero, sobre todo, han dejado una imborrable huella en la Sierra de Guadarrama, como la Sierra la dejó en ellos, un recuerdo agradecido que estos personajes quisieron reflejar en sus obras.
Francisco Giner de los Ríos descubriendo la Sierra
Nacido en Ronda en 1839, Giner de los Ríos fue escritor y filósofo aunque destacó especialmente como pedagogo. En este campo, fundó en 1876, la Institución Libre de Enseñanza, centro educativo en el que se aplicaron técnicas de enseñanza modernas y revolucionarias para la época. El maestro, como muchos le llamaban, era un verdadero enamorado de toda la sierra madrileña, por lo que mandó construir una casa en la zona de El Ventorrillo para que los miembros de la institución disfrutarán de deportes de invierno a la vez que conocían el entorno. Gracias a este nexo, la Institución se convirtió en una de las principales difusoras de las riquezas naturales que engloba la Sierra de Guadarrama. Pero Giner de los Ríos y sus colaboradores, no se limitaron a dar a conocer los paisajes de la Sierra, sino que les aplicaron una serie de cualidades estéticas, morales y simbólicas, propias de la ideología liberal que guiaban la Institución. Infatigables excursionistas, los miembros de la Institución recorrieron las cumbres una a una abriendo sendas y rutas. Tal fue su interés, que adelantándose en el tiempo, se inició una campaña para otorgar el título de Parque Nacional a la Sierra. Fruto de este trabajo, muchos otros autores de la época comenzaron a fijarse en la zona e idealizarla como un lugar paradisiaco. Especial atención prestaron los miembros de la generación del 98 y entre ellos, Antonio Machado, quien llegaría a ser un gran conocedor y amante de la Sierra, a la que rendiría culto en la mejor de sus facetas, la poesía.
"La Malquerida" de Jacinto Benavente
Jacinto Benavente fue sin lugar a dudas uno de los más importantes y prolíficos dramaturgos españoles del siglo XX, mérito que le fue reconocido en 1922 con el premio Nobel. Nacido en 1866 en la capital, uno de los lugares favoritos del escritor fue siempre Galapagar, localidad en la que pasó largas temporadas de su vida. El dramaturgo hizo construir su casa alrededor de la torre de un telégrafo óptico. Un ingenio, que en la época de Fernando VII, se repartió a lo largo de todo el reino, con el fin de asegurar las comunicaciones en caso de una posible invasión. La casa de Galapagar se convirtió en un refugio en el que Benavente se encerró para escribir algunas de sus obras, como fue el caso de "La Malquerida", una de las que más reconocimiento obtuvo. Prueba de su amor por el pueblo, se hace constar ante la petición expresa de Benavente de que fuera enterrado en Galapagar. Una estatua, premios literarios o un teatro que lleva su nombre, son buena muestra de la profunda huella que el Nobel, a su vez, dejó en la localidad.
Los paisajes de Rafael Botí
Cordobés nacido en 1900, Botí pasa por ser uno de los pintores más importantes del siglo, faceta que combinaba con una intensa afición por la música. Discípulo de Julio Romero de Torres y Daniel Vázquez Díaz, los paisajes son una constante en la obra del pintor. Muchos de estos paisajes que quiso inmortalizar se encuentran en Torrelodones, lugar donde Botí adquirió una casa en 1970, cuando durante una visita, "quedó enamorado del pueblo" según recuerda su hijo, ya que "éste es el lugar ideal para cualquier artista, por su tranquilidad, por su paisaje y porque aquí todo el mundo es amigo". Hoy, el concurso de pintura rápida que lleva su nombre, se ha convertido en uno de los más importantes de España.
Carmen Conde, poesía de mujer
Nacida en 1907 en Cartagena, Carmen Conde fue una mujer que se adelantó a su tiempo. Una de las mayores poetisas del siglo, la lucha por la igualdad de género siempre fue una constante en sus obras, enfrentándose incluso a su marido, el también poeta, Antonio Oliver, quien en 1927, la insta a destruir sus escritos. Sus continuas reivindicaciones se ven en parte satisfechas casi al final de su vida, cuando en 1979, ingresa en la Real Academia de la Lengua Española, la primera mujer que lo logra en la historia. Su primer contacto con la Sierra se produce al acabar la Guerra Civil, ante el temor a ser represaliada por haber apoyado al bando republicano, se retira a El Escorial, pese a la insistencia de su familia y amigos para que tome el camino del exilio, algo a lo que Conde se niega ya que, según decía, quería "seguir el destino de su patria". En El Escorial permanece hasta 1945, un periodo en el que escribe varios libros entre los que se encuentra "Mi libro de El Escorial: meditaciones". En 1948, la localidad vuelve a dar título a otra de sus obras con "El Escorial, una meditación más". Tras una larga estancia en Madrid, Conde vuelve a mirar a la Sierra, esta vez a Navacerrada, donde vive en una pequeña casa de piedra y provista de un pequeño jardín, a la que pondrá el nombre de Brocal en honor a una de sus primeras publicaciones. Quienes tuvieron la oportunidad de visitarla en su casa, recuerdan ante todo a una mujer afable, humilde y sencilla de trato y costumbres, una mujer en definitiva, que rompió con los moldes de su época.
Luis Rosales y las noches de Cercedilla
Luis Rosales nació en Granada en 1910. Intimo amigo desde la infancia de Gabriel García Lorca, Rosales pronto empezó a dar muestras de su talento poético ya que, "la poesía formaba parte de su realidad" como recalcó Dámaso Alonso. En 1962, ingresó como miembro de la Real Academia de la Lengua, y en 1982, fue galardonado con el premio Cervantes, como reconocimiento a su trayectoria. Llegó a Cercedilla en 1961, localidad que se convertiría en su casa hasta su muerte en 1992. Rosales participó activamente en la vida cultural de la localidad. En 1986 se puso su nombre a un mirador, desde el que se puede disfrutar de una maravillosa panorámica de Cercedilla, el lugar que siempre consideró su pueblo y que el poeta quiso reflejar en su obra "25 años de Luis Rosales en Cercedilla: 25 poesías".
Las sinfonías de Argenta en Los Molinos
Ataulfo Argenta, nacido en 1913 en Castro Urdiales, fue una de la mayores figuras de la música española en el siglo XX. Ya de niño comenzó a mostrar un don especial para la música, bien asentado sobre un oído fino y una bonita voz que pronto le llevaron a convertirse en solista de coro. En 1948, tras haber llevado su música por buena parte de Europa, sus méritos son reconocidos y es nombrado director de la Orquesta Nacional. "Una persona amable y de trato muy educado" así lo recuerda Pichi, el hombre que le llevaba la leche a su casa de Los Molinos, un lugar donde Argenta continuo trabajando en su música hasta su prematura muerte en 1958. En su casa, pasaba buena parte del día trabajando en su estudio, donde la perfecta acústica reflejaba con fidelidad las notas emanadas de su inseparable piano.
Alfredo Krauss en Boadilla del Monte
Alfredo Krauss nació en Las Palmas de Gran Canaria en 1927, debutó en el Teatro Real de El Cairo en 1956 con el papel del Duque de Mantua, en el Rigoletto de Verdi. En 1991 se le concedió el Premio Príncipe de Asturias. Krauss pasó su vida estudiando y en su voz destacaba su tesitura, su timbre maravilloso, su fiato y su afinación. Tras la muerte de su mujer en 1997, Krauss se sumió en una profunda tristeza que le llevó prácticamente a la retirada definitiva de los escenarios líricos. Cuando llegó a Madrid, se instaló en una urbanización de Boadilla del Monte, donde respiraba "paz y sosiego" y donde pasó también sus últimos años. El auditorio de Majadahonda, inaugurado en 1998, lleva su nombre, en Pozuelo, una cátedra de canto está dedicada al gran tenor y, una rotonda en Boadilla del Monte junto al centro de salud, recuerdan a Krauss que murió en Madrid el 10 de septiembre de 1999, tan sólo dos años después de que falleciera su esposa.
La Sierra, respirar salud
Uno de los principales motivos por lo que a principios del siglo XX se acudía a la Sierra de Guadarrama, era la pureza de su aire. El Real Sanatorio de Guadarrama fue el primero en construirse y era uno de los más importantes del país en la especialidad de enfermedades pulmonares, especialmente la tuberculosis. En aquelllos centros, los enfermos mantenían un estricto reposo permaneciendo durante horas sentados al sol, mientras respiraban el aire serrano. Uno de los pacientes fue en 1923 Rafael Alberti, quien debido a una enfermedad pulmonar, debe permanecer un año hospitalizado y motivo por el cual, pasaría largas temporadas de su vida en la zona. Durante este periodo, y ante la añoranza que le causara su Puerto de Santa María natal, escribiría "Marinero en tierra", premio Nacional de Literatura y una de sus obras más importantes. También anduvo recuperándose por estos lares el premio Nobel de Literatura Vicente Aleixandre, que en 1925, cayó víctima de la tuberculosis. Una enfermedad que lo mantuvo varios años convaleciente, un periodo que aprovecharía para comenzar a escribir poesía. Al igual que en el caso de Luis Rosales, se le rendiría homenaje poniendo su nombre a un mirador en el que se tallaron versos suyos en la piedra. Otro Nobel, Camilo José Cela, debe reponerse de una afección pulmonar en Hoyo de Manzanares entre 1931 y 1932, una experiencia que le llevaría a publicar, en 1943, su novela "Pabellón de Reposo". A poca distancia de los miradores en honor de Rosales y Aleixandre se encuentra el reloj solar de Cela, un pequeño recuerdo con el que, los amantes de la naturaleza, quisieron honrar al escritor. La llegada de los antibióticos hizo inútiles estos sanatorios, los cuáles fueron desapareciendo uno a uno. El Real Sanatorio fue demolido en 1994.
Todos estos personajes fueron grandes maestros en los suyo, reconocidos y valorados por sus poesías, pinturas, o escritos. Y todos ellos tuvieron una cosa en común, su amor por la naturaleza, la vida tranquila, el recogimiento, el gusto por el canto de los pájaros, por las verdes laderas o las cumbres rocosas. En definitiva, todos ellos, amaron la Sierra de Guadarrama.
FUENTE:SIERRA MADRID
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