LA BATALLA DE LOS DISCAPACITADOS
La celebración del referéndum sobre la Constitución Europea ha devuelto a la actualidad la reivindicación de los discapacitados de poder ejercer su derecho al voto sin limitaciones. Mientras el Texto Europeo defiende la integración de este colectivo y respeta su derecho a "beneficiarse de medidas que garanticen su participación en la vida de la comunidad", en España se demuestra que cumplirlo resulta todavía muy complicado.
El domingo algunos de los ciudadanos que hayan decidido ir a votar se enfrentarán a ciertas dificultades. Entrar en el colegio electoral, por ejemplo, será sencillo para la mayoría de los españoles, pero, ¿qué sucederá si el votante va en silla de ruedas y no hay rampa para acceder al edificio? Además, cuando elija la papeleta, sólo podrá hacerlo de forma secreta si no es ciego.
Según un estudio del CERMI (Comité Español de Representantes de Personas Discapacitadas) una parte de los 3.400.000 discapacitados (un 10% del censo electoral) no puede desempeñar la votación de una forma libre, informada o secreta. Este colectivo se enfrentan a tres problemas: la accesibilidad de la información electoral, de los colegios electorales y la garantía de secreto en el voto. Estas dificultades afectan especialmente a los ciegos.
La imposibilidad de encontrar un método eficaz o la falta de preocupación política ha pospuesto la solución del problema hasta las próximas elecciones. El director técnico del CERMI, Luis Cayo Pérez, ha informado de que el Comité se reunirá a partir de abril con una comisión de trabajo formado por el Ministerio de Interior para debatir y buscar una solución factible a estos temas.
Un sistema democrático
De momento, los obstáculos que deben superar algunos discapacitados para acceder a la información electoral se van sorteando con las posibilidades que ofrecen los distintos medios de comunicación. El Gobierno se ha planteado avanzar en este terreno y, con motivo del referéndum, la información televisiva se ha hecho asequible para los sordos con la lengua de signos. Una medida que llega, por primera vez en al Historia, a las ruedas de prensa del Consejo de Ministros.
Las personas con discapacidad visual se enfrentan a un escollo mayor para ejercer el voto secreto. Un colectivo minoritario ha exigido que las papeletas estén en braille. Sin embargo, el director de Cultura y Deportes de la ONCE, Justo Reineros, ha asegurado que esta solución es prácticamente inviable.
Todas las papeletas deberían ser iguales, tanto para videntes como para invidentes, para que el método fuera democrático. "Las cartulinas en braille tendrían unas dimensiones mayores que las simples y con un papel más duro, con lo que el volumen del sobre sería mayor y habría, incluso, que modificar el tamaño de las urnas", ha explicado Reineros. Además, el director técnico del CERMI recuerda que no todos los ciegos saben braille.
La solución ideal
La garantía del sufragio secreto en el caso de los invidentes, que deben recurrir a terceras personas para seleccionar la papeleta, pasa por la implantación del voto electrónico. De momento, la falta de legislación al respecto frena la opción más barajada por el CERMI y la ONCE. El Comité, conociendo la fase experimental del método, se ha puesto en contacto con Indra, -empresa que diseña las máquinas-, para construirlas con accesibilidad para todos.
Luis Cayo también ha denunciado las situaciones denigrantes a las que se enfrentan algunos discapacitados cuando se encuentran con barreras arquitectónicas. En muchos colegios se ubican las mesas en los pisos altos, incluso cuando no hay ascensores, pese a que la ley electoral establece que los centros deberán de ser accesibles para todos. El Comité ha asegurado que la accesibilidad a los colegios es uno de los factores que más determinan la participación de este colectivo en las elecciones.
FUENTE:YASMINA JIMÉNEZ-EL MUNDO
El domingo algunos de los ciudadanos que hayan decidido ir a votar se enfrentarán a ciertas dificultades. Entrar en el colegio electoral, por ejemplo, será sencillo para la mayoría de los españoles, pero, ¿qué sucederá si el votante va en silla de ruedas y no hay rampa para acceder al edificio? Además, cuando elija la papeleta, sólo podrá hacerlo de forma secreta si no es ciego.
Según un estudio del CERMI (Comité Español de Representantes de Personas Discapacitadas) una parte de los 3.400.000 discapacitados (un 10% del censo electoral) no puede desempeñar la votación de una forma libre, informada o secreta. Este colectivo se enfrentan a tres problemas: la accesibilidad de la información electoral, de los colegios electorales y la garantía de secreto en el voto. Estas dificultades afectan especialmente a los ciegos.
La imposibilidad de encontrar un método eficaz o la falta de preocupación política ha pospuesto la solución del problema hasta las próximas elecciones. El director técnico del CERMI, Luis Cayo Pérez, ha informado de que el Comité se reunirá a partir de abril con una comisión de trabajo formado por el Ministerio de Interior para debatir y buscar una solución factible a estos temas.
Un sistema democrático
De momento, los obstáculos que deben superar algunos discapacitados para acceder a la información electoral se van sorteando con las posibilidades que ofrecen los distintos medios de comunicación. El Gobierno se ha planteado avanzar en este terreno y, con motivo del referéndum, la información televisiva se ha hecho asequible para los sordos con la lengua de signos. Una medida que llega, por primera vez en al Historia, a las ruedas de prensa del Consejo de Ministros.
Las personas con discapacidad visual se enfrentan a un escollo mayor para ejercer el voto secreto. Un colectivo minoritario ha exigido que las papeletas estén en braille. Sin embargo, el director de Cultura y Deportes de la ONCE, Justo Reineros, ha asegurado que esta solución es prácticamente inviable.
Todas las papeletas deberían ser iguales, tanto para videntes como para invidentes, para que el método fuera democrático. "Las cartulinas en braille tendrían unas dimensiones mayores que las simples y con un papel más duro, con lo que el volumen del sobre sería mayor y habría, incluso, que modificar el tamaño de las urnas", ha explicado Reineros. Además, el director técnico del CERMI recuerda que no todos los ciegos saben braille.
La solución ideal
La garantía del sufragio secreto en el caso de los invidentes, que deben recurrir a terceras personas para seleccionar la papeleta, pasa por la implantación del voto electrónico. De momento, la falta de legislación al respecto frena la opción más barajada por el CERMI y la ONCE. El Comité, conociendo la fase experimental del método, se ha puesto en contacto con Indra, -empresa que diseña las máquinas-, para construirlas con accesibilidad para todos.
Luis Cayo también ha denunciado las situaciones denigrantes a las que se enfrentan algunos discapacitados cuando se encuentran con barreras arquitectónicas. En muchos colegios se ubican las mesas en los pisos altos, incluso cuando no hay ascensores, pese a que la ley electoral establece que los centros deberán de ser accesibles para todos. El Comité ha asegurado que la accesibilidad a los colegios es uno de los factores que más determinan la participación de este colectivo en las elecciones.
FUENTE:YASMINA JIMÉNEZ-EL MUNDO
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