ÚLTIMA JORNADA DEL AUTOBÚS DE DOS PLANTAS, ADIOS AL SWING DE LONDRES
Hoy emprende su viaje final el Routemaster, el famoso autobús que simbolizó los años sesenta
Pronto hará 40 años que la revista Time publicó en su portada el reportaje Swinging London. En ella destacaba la gran imagen del Routemaster, el autobús imperial de dos pisos abierto por la parte trasera.
Este famoso medio de transporte se convirtió así en símbolo del glamour, la modernidad, la apertura, la diversión, el espíritu cool de la capital británica que, en 1966, llegó a su cenit con la música de los Beatles, las boutiques de Kings Road y el fútbol de George Best.
Eran otros tiempos. El gran Best acaba de tener una muerte triste y temprana. A mediodía de hoy, y tras más de medio siglo de servicio, el último de los Routemaster partirá de Marble Arch para ir a morir también en un garaje de Brixton, al sur de la ciudad. A partir de ahora, ya no se podrá subir de un brinco al autobús y pagar en el último minuto a un cobrador que, además, se para a charlar y a recomendar sitios de interés. Según una reciente encuesta del diario The Evening Standard, el 81% de los londinenses se opone a la desaparición del Routemaster.
Para consolar a los nostálgicos, la compañía de Transporte de Londres ha decidido mantener 16 autobuses imperiales tal y como eran en los años sesenta. Estos se repartirán dos rutas, la 9 y al 15. Esta semana, un grupo de periodistas fue invitado a recorrer la ruta 15, que parte de la plaza de Trafalgar y termina en Tower Hill, al este de la ciudad, tras cruzar la City.
«Queremos ofrecer autobuses más modernos, accesibles y seguros», explica durante este viaje Stephen Webb, un portavoz de la compañía Transporte para Londres. «No es romántico, pero funciona». Mientras el autobús se abre camino trabajosamente entre el tráfico londinense, el portavoz va explicando las bondades del moderno Routemaster, que está cerrado y no tiene cobrador: se paga al entrar por delante al mismo conductor. Lo mejor, afirma, es que las personas con minusvalías podrán acceder más fácilmente, al igual que la gente que viaje con carritos de bebé.
Pero, con la imagen de ese Time de 1966 en el recuerdo, muchos en la ruta 15 sintieron el arañazo de la melancolía. Son muchos en Londres los que comparten este sentimiento. Tanto es así, que el compositor Tom Smail ha llegado a crear un Réquiem por el Routemaster, que evoca los, a partir de hoy, difuntos sonidos del motor, de la campanilla y de la máquina registradora del cobrador.
Hace cuatro años, el populista alcalde Ken Livingstone intentó salvarlos diciendo que sólo «un imbécil deshumanizado podría cargarse a los Routemaster». Entonces, se pensó que habría tiempo hasta 2016, que es cuando tienen que entrar en vigor todas las leyes comunitarias respecto a minusválidos. Ese momento, sin embargo, llega hoy a mediodía. Adiós al Routemaster, adiós a una época en la que el swing caracterizó a Londres.
FUENTE:BBC
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