JOSCHKA FISCHER QUIERE SER UN SIMPLE SOLDADO RASO
¿Coquetería, chantaje o premonición? Nadie lo sabe todavía, pero cuando Joschka Fischer anunció ayer que no quería ser el jefe del grupo parlamentario de su partido y que prefería transformarse en un simple soldado en el Bundestag para recuperar la libertad perdida, una ola rumores sacudió la capital alemana.
«Está cansado y quiere dedicar más tiempo a su nueva compañera», dijeron algunos diputados de Los Verdes, para tratar de explicar lo inexplicable. Los más atrevidos creen que Fischer ya piensa en la jubilación y algunos periodistas se atrevieron a señalar que el ministro ya no se hace ilusiones de seguir ocupando la cartera y seguir siendo ministro de Exteriores, al lado del canciller Gerhard Schröder.
Tampoco se descartó en Berlín que Fischer no quiera acompañar a su partido en una nueva aventura política que le puede llevar a formar una alianza con la CDU y los Liberales. El hipotético mensaje de lealtad a su amigo Schröder también podría ayudarle a conservar el cargo, si el canciller se impone a su rival, a la hora de librar la lucha por el poder que se desató en el país a causa del resultado incierto de las elecciones.
«Quiero recuperar mi libertad», dijo Fischer, al justificar su decisión de convertirse en «un soldado raso» de su partido, si Los Verdes se ven obligados a regresar a la oposición. ¿Será cierto? La personalidad del personaje desborda su dimensión política e incluso la fuerza de la representación de su grupo en el Parlamento Federal.
Prevalece la idea de ’animal político’ forjada en un largo desierto que incluso ha cambiado radicalmente su fisonomía. Joschka Fischer es, a pesar de los avatares de los últimos tiempos, posiblemente uno de los alemanes más queridos.
FUENTE: DV
«Está cansado y quiere dedicar más tiempo a su nueva compañera», dijeron algunos diputados de Los Verdes, para tratar de explicar lo inexplicable. Los más atrevidos creen que Fischer ya piensa en la jubilación y algunos periodistas se atrevieron a señalar que el ministro ya no se hace ilusiones de seguir ocupando la cartera y seguir siendo ministro de Exteriores, al lado del canciller Gerhard Schröder.
Tampoco se descartó en Berlín que Fischer no quiera acompañar a su partido en una nueva aventura política que le puede llevar a formar una alianza con la CDU y los Liberales. El hipotético mensaje de lealtad a su amigo Schröder también podría ayudarle a conservar el cargo, si el canciller se impone a su rival, a la hora de librar la lucha por el poder que se desató en el país a causa del resultado incierto de las elecciones.
«Quiero recuperar mi libertad», dijo Fischer, al justificar su decisión de convertirse en «un soldado raso» de su partido, si Los Verdes se ven obligados a regresar a la oposición. ¿Será cierto? La personalidad del personaje desborda su dimensión política e incluso la fuerza de la representación de su grupo en el Parlamento Federal.
Prevalece la idea de ’animal político’ forjada en un largo desierto que incluso ha cambiado radicalmente su fisonomía. Joschka Fischer es, a pesar de los avatares de los últimos tiempos, posiblemente uno de los alemanes más queridos.
FUENTE: DV
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