TELEFONO E INTERNET
La población se informa por estos medios sobre cómo hacer compost o dónde eliminar vestimentas que contienen materiales tóxicos.
El objetivo principal del teléfono ambientalista en Berna es ofrecer información competente para que los habitantes de la ciudad contribuyan a mejorar la situación del medioambiente con conductas adecuadas, explica el Dr. Heribert Bürgy.
La información es clave en la protección del entorno. Sin embargo, “no todos saben qué y cómo debe ser eliminado. Nosotros ofrecemos esa información de acuerdo a la situación actual“, agrega Bürgy, uno de los responsables de la Oficina de Protección del Medioambiente y Control de Alimentos de la ciudad.
En este cuadro surgió hace tres años el “teléfono verde”. Inicialmente fue regentado por el Ökozentrum Bern (Centro Ecológico de Berna), institución que debió ceder el servicio por razones financieras.
La demanda de información al ’teléfono verde’ no es tan grande, pero tampoco es pequeña. Anualmente recibe unas 150 preguntas de rutina como cuáles son los niveles actuales de ozono o dónde está el lugar más próximo para depositar metales. Pero no todas son preguntas elementales.
No todas son sencillas
Unas 50 de las preguntas recibidas anualmente deben ser analizadas y explicadas más profundamente. Por ejemplo, cómo y dónde eliminar la vestimenta de tiempo libre – pantalones y casacas – que contienen materiales fluorescentes.
“Tales preguntas nos ponen al borde de nuestros conocimientos. Son temas que debemos responder luego de una minuciosa investigación, y que nos dan nuevos indicadores sobre cómo debemos organizarnos en el futuro”, precisa Bürgy.
“Tengo la impresión de que en mi vivienda hay vapores venenosos ¿qué debo hacer?, ¿quién me puede ayudar?. Preguntas de este tipo también se formulan en el ’teléfono verde’. Son de difícil clasificación porque se relacionan con problemas personales concretos”, explica.
Los extranjeros y la conciencia ambiental
Preguntado sobre la conciencia ambiental de los berneses, el funcionario señala que es heterogénea. “En principio hay dos categorías de personas: hay quienes tienen gran interés en dañar lo menos posible su entorno; pero hay también personas a las que no les preocupa su conducta. Son como dos clases de sociedad frente al medio ambiente”.
¿Y dentro de qué categoría ubicaría a los extranjeros, que son poco más del 20 por ciento de la población de Berna?
“La falta de conciencia ambiental no tiene que ver con el país de procedencia, no es un problema especifico de los extranjeros”, responde.
"Para muchos de ellos, agrega, nuestra cultura es diferente; de pronto deben pagar por deponer la basura o deben seleccionarla antes de eliminarla. En muchos otros países no existe este sistema. Pero el problema de la falta de conciencia ambiental no tiene que ver con la procedencia de la persona”.
El teléfono ambientalista de Berna responde a preguntas en alemán y en francés. “Si la pregunta es hecha en otro idioma debe ser presentada por escrito para acudir a nuestros servicios de traducción. Estamos siempre dispuestos a dar información a personas de otras culturas”, sostiene Bürgy.
En otras ciudades suizas
Otras ciudades suizas, como Thun y Lucerna, también disponen de teléfonos ambientalistas o tienen oficinas especializadas en la protección del medioambiente, como Zurich, San Gall y Winterthur, en parte con consejerías telefónicas.
Basilea pone el acento en Internet. Desde indicaciones sobre la mejor lavadora y el mejor detergente desde el punto de vista medioambiental, hasta qué vestimentas son producidas respetando normas ambientalistas o sociales (fábricas que no emplean a niños, por ejemplo), es ofrecida la más amplia y detallada información “online”.
La Consejería Ambiental de Basilea busca promover, a través de la Red, un accionar acorde con el medio ambiente, en casa, en el tiempo libre y en el lugar de trabajo.
“Por eso dirigimos nuestras acciones y campañas a la población y los trabajadores de la administración”, afirman René Etter y Anette Graupe, responsables de esta oficina.
Aspectos sociales positivos
En Thun, lo relevante es el manejo de la basura. Dispone de un teléfono para desechos y de otro para compost.
Y en su página Internet, un “consejero de desperdicios” describe minuciosamente cómo clasificar la basura y donde deponerla. Y si eso no fuera suficiente, ofrece además el abc sobre los distintos tipos de residuos.
Por teléfono e Internet, Lucerna presta especial atención al manejo de la basura y, sobre todo, del compost. Lo promueve apelando también a sus ventajas sociales.
“Los lugares de compost comunes en las urbanizaciones se convierten en puntos de encuentro, fomentan los contactos sociales. La “vivencia compost” fascina a los niños y los estimula a explorar...”.
Aún no se ha determinado si el teléfono ambientalista ha contribuido efectivamente a mejorar la situación del medioambiente en las ciudades suizas. En la capital federal, según Bürgy, tiene hasta ahora un efecto muy leve y silencioso. Su contribución es a largo plazo.
El objetivo principal del teléfono ambientalista en Berna es ofrecer información competente para que los habitantes de la ciudad contribuyan a mejorar la situación del medioambiente con conductas adecuadas, explica el Dr. Heribert Bürgy.
La información es clave en la protección del entorno. Sin embargo, “no todos saben qué y cómo debe ser eliminado. Nosotros ofrecemos esa información de acuerdo a la situación actual“, agrega Bürgy, uno de los responsables de la Oficina de Protección del Medioambiente y Control de Alimentos de la ciudad.
En este cuadro surgió hace tres años el “teléfono verde”. Inicialmente fue regentado por el Ökozentrum Bern (Centro Ecológico de Berna), institución que debió ceder el servicio por razones financieras.
La demanda de información al ’teléfono verde’ no es tan grande, pero tampoco es pequeña. Anualmente recibe unas 150 preguntas de rutina como cuáles son los niveles actuales de ozono o dónde está el lugar más próximo para depositar metales. Pero no todas son preguntas elementales.
No todas son sencillas
Unas 50 de las preguntas recibidas anualmente deben ser analizadas y explicadas más profundamente. Por ejemplo, cómo y dónde eliminar la vestimenta de tiempo libre – pantalones y casacas – que contienen materiales fluorescentes.
“Tales preguntas nos ponen al borde de nuestros conocimientos. Son temas que debemos responder luego de una minuciosa investigación, y que nos dan nuevos indicadores sobre cómo debemos organizarnos en el futuro”, precisa Bürgy.
“Tengo la impresión de que en mi vivienda hay vapores venenosos ¿qué debo hacer?, ¿quién me puede ayudar?. Preguntas de este tipo también se formulan en el ’teléfono verde’. Son de difícil clasificación porque se relacionan con problemas personales concretos”, explica.
Los extranjeros y la conciencia ambiental
Preguntado sobre la conciencia ambiental de los berneses, el funcionario señala que es heterogénea. “En principio hay dos categorías de personas: hay quienes tienen gran interés en dañar lo menos posible su entorno; pero hay también personas a las que no les preocupa su conducta. Son como dos clases de sociedad frente al medio ambiente”.
¿Y dentro de qué categoría ubicaría a los extranjeros, que son poco más del 20 por ciento de la población de Berna?
“La falta de conciencia ambiental no tiene que ver con el país de procedencia, no es un problema especifico de los extranjeros”, responde.
"Para muchos de ellos, agrega, nuestra cultura es diferente; de pronto deben pagar por deponer la basura o deben seleccionarla antes de eliminarla. En muchos otros países no existe este sistema. Pero el problema de la falta de conciencia ambiental no tiene que ver con la procedencia de la persona”.
El teléfono ambientalista de Berna responde a preguntas en alemán y en francés. “Si la pregunta es hecha en otro idioma debe ser presentada por escrito para acudir a nuestros servicios de traducción. Estamos siempre dispuestos a dar información a personas de otras culturas”, sostiene Bürgy.
En otras ciudades suizas
Otras ciudades suizas, como Thun y Lucerna, también disponen de teléfonos ambientalistas o tienen oficinas especializadas en la protección del medioambiente, como Zurich, San Gall y Winterthur, en parte con consejerías telefónicas.
Basilea pone el acento en Internet. Desde indicaciones sobre la mejor lavadora y el mejor detergente desde el punto de vista medioambiental, hasta qué vestimentas son producidas respetando normas ambientalistas o sociales (fábricas que no emplean a niños, por ejemplo), es ofrecida la más amplia y detallada información “online”.
La Consejería Ambiental de Basilea busca promover, a través de la Red, un accionar acorde con el medio ambiente, en casa, en el tiempo libre y en el lugar de trabajo.
“Por eso dirigimos nuestras acciones y campañas a la población y los trabajadores de la administración”, afirman René Etter y Anette Graupe, responsables de esta oficina.
Aspectos sociales positivos
En Thun, lo relevante es el manejo de la basura. Dispone de un teléfono para desechos y de otro para compost.
Y en su página Internet, un “consejero de desperdicios” describe minuciosamente cómo clasificar la basura y donde deponerla. Y si eso no fuera suficiente, ofrece además el abc sobre los distintos tipos de residuos.
Por teléfono e Internet, Lucerna presta especial atención al manejo de la basura y, sobre todo, del compost. Lo promueve apelando también a sus ventajas sociales.
“Los lugares de compost comunes en las urbanizaciones se convierten en puntos de encuentro, fomentan los contactos sociales. La “vivencia compost” fascina a los niños y los estimula a explorar...”.
Aún no se ha determinado si el teléfono ambientalista ha contribuido efectivamente a mejorar la situación del medioambiente en las ciudades suizas. En la capital federal, según Bürgy, tiene hasta ahora un efecto muy leve y silencioso. Su contribución es a largo plazo.
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